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Psicosociales

Estamos cansados de fracasos, mentiras y robos

Estamos cansados de fracasos, mentiras y robos Es una expresión que está en la boca de los peruanos, pero mientras unos sólo lo piensan o lo dicen a media voz, otros pasan a la acción, y estos últimos son muchos y siguen creciendo.

Es por ello que no nos sorprende lo sucedido con los hinchas del club Alianza Lima. Esto se veía llegar; sólo era cuestión de tiempo. Pues nuestra gente, efectivamente, parece estar cansada de fracasos, mentiras, robos y tantos otros desengaños que por siglos han formado parte de nuestra vida.

La situación es preocupante, sin lugar a dudas. En el año 2002, según informe del Ministerio de Interior se han registrado 5132 acciones de protestas entre paros, huelgas, bloqueos de carreteras y vías públicas, marchas, toma de locales, invasiones, etc., y la gran mayoría de estas fueron motivadas por el incumplimiento de promesas hechas por políticos.

La Defensoría del Pueblo, en el año 2004, ha registrado cerca de 600 conflictos entre pobladores y sus autoridades. De estos son cerca de 500 las alcaldías que fueron duramente cuestionadas por sus pobladores; muchas de ellas tomadas y sus autoridades expulsadas.

Un alcalde terminó muerto por la muchedumbre enardecida que reclamaba eficiencia y, sobre todo, transparencia y honestidad. Gracias a este lamentable hecho, se pudo conocer que existían al interior del Perú pueblos tan pobres y sedientos de justicia como Ilave, Puno.

En lo que va del año, si tomamos en cuenta la proyección estadística, es probable que ya sucedieron cerca de un centenar de acciones e intentos similares.

Además, en la misma metrópoli limeña se están replicando sucesos que hasta hace poco sólo sucedían en lugares muy apartados del Perú oficial, a los que se solía etiquetar de poco civilizados. Sin embargo, estos actos que cuestionan directamente todo un estado de derecho, están produciéndose, literalmente, a la vuelta de la esquina.

La población se está defendiendo de malhechores y criminales ejerciendo la justicia con sus propias manos. En el año 2004 se produjeron gran cantidad de linchamientos, y en lo que va de este año, ya son casi una decena de actos.

La gente ya no confía en la policía; cada vez le ve más incapaz de garantizar seguridad y, peor aún, tampoco confía en sus jueces. Es conocido que los policías en muchos casos se coluden con la delincuencia, hacen caso omiso a los pedidos de los pobladores, bien sea por corrupción o por falta de medios para combatir esas lacras.

Por su parte, el Poder Judicial se ha hecho merecedora de la condena popular por ser una de las instituciones menos confiables del país; pues ya no sorprende sus escandalosos fallos ni es raro que condene a los que no tienen dinero para comprar una absolución a un juez barato.

La cosas están de mal en peor y, para colmo, esto seguirá agravándose. Así es que no sorprende lo que ha sucedido en los camerines aliancistas y, por tanto, sólo hay que esperar donde sucederá la próxima. Por eso Sport Boys ya está entrenando vigilado por tanquetas del ejército.

Sin lugar a dudas, los jugadores de Alianza Lima no merecen ese trato, así como no merecieron aquellos aliancistas que perdieron 7–1 frente al Cruceiro en la Copa Libertadores de 1974. Ellos no tienen la culpa, pues sólo muestran lo que son. El problema es, ¿quién contrata y pone en la cancha a tanto incapaz?.

1 comentario

Pablo Quezada Mogrovejo -

... Solo basta un comando técnico analítico que utilice procedimientos más rigurosos y estandarizados para seleccionar y preparar a los jugadores con el objetivo de lograr el más alto rendimiento deportivo. Un comienzo prometedor sería utilizar el video y los registros conductuales para corregir los errores y potenciar los aciertos de los futbolistas fuera y dentro de la cancha. Esto cuesta muy poco...

Es importante opinar, pero aun mas importante lo es el opinar con conocimiento. No necesitamos profesionales de vestidos de hinchas, sino verdaderos profesionales que critiquen y sugieran con conocimiento y no que publiquen artículos sin siquiera haber indagado la realidad de la investigación en el fútbol. Cierto es que a nivel profesional son muy pocos los equipos que lo hacen, pero eso no significa que todos seamos iguales. Mas aun si se trata de nuestra universidad. Primero averiguemos que hacemos y luego opinemos.