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Psicosociales

A los restos de Jorge Basadre y José María Arguedas

A los restos de Jorge Basadre y José María Arguedas Estupefacto observo a la multitud que movida por políticos, cuyo único mérito es su ignorancia y su afán de lucro, tratan de esconder su incapacidad elevando a la categoría de dioses a quienes fueran intelectuales laboriosos, honestos y que, con su atrevimiento y esfuerzo, marcaron el punto del cual (o desde el cual) debía partir el rumbo del Perú.
Jorge Basadre y José María Arguedas están, en estos días, siendo insultados más que nunca; ya que lo que menos se propusieron fue que se les rinda pleitesía con frases desgastadas de demagogos sin patria ni identidad.
Los indios y cholos, como en los tiempos de Arguedas, aún maltratados, explotados y entregados a los mejores postores, que desde los Mac Donals, Metro, Saga, Wong, Ripley o con el discurso del ideólogo trasnochado y dogmático, roban su fuerza de trabajo o se adueñan de su amargura para convertirla en ira o en acciones violentas. Todo esto está lejos, muy lejos de la bondad y ternura con la cual José María presentó al mundo a nuestra raza andina.
La tierra vendida, la patria olvidada, el Perú postergado y sin posibilidades por la ruina de la corrupción materializada en aprismos, fujimorismos, maoísmos y, ahora, toledismos que, como gavillas, se reparten el pan de muchos, la alegría de algunos y el futuro de todos: Jorge Basadre estaría asqueado, avergonzado de verlos y, seguro, horrorizado de aquellas matanzas: de penales, taratas, embajadas, etc.
Como si todas las cosas ya estuvieran dichas sobre la patria y el mundo indígena peruano o, quizás, como si se nos hubiese agotado la inteligencia para pensar, desarrollar aquellos pensamiento o llevar a la práctica sus ideas, nos obligan a que nos paremos al lado de sus restos y recitemos elogios vacíos, sosos discursos y arrancarnos aplausos sin sentido ni razón.
¿Los que disertan y hablan tanto de él, tienen algún interés en que la gente común y las nuevas generaciones sepan lo que escribieron y en qué trabajaron?. Por ello los exhorto a que los dejen tranquilos y no los molesten más, pues nuestro mejor homenaje es que trabajemos tanto como ellos en revalorar a nuestra raza y devolver al Perú su posibilidad.
Endiosarlos significa que somos incapaces de emularlos (o superarlos) o que somos completamente estúpidos.

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