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Psicosociales

Ante necesidades reales dirigentes piden soluciones demagógicas

También el paro lo sufrimos todos y lo gozan pocos
Las necesidades de la población son muchas y las “burradas”, corruptelas y engaños del gobierno son más que suficientes para movilizar a cualquiera. Sin embargo, todo esto también constituye el caldo de cultivo de políticos oportunistas, corruptos y dogmáticos que sin más ni más se ponen a la cabeza de paros y marchas con el viejo y trasnochado rollo de luchar por el pueblo.

Sin embargo, hay una mayoría que si bien apoya el paro, es escéptica respecto a lo que se logrará con esta medida. Pues tiene la intuición que lo más cercano es que (esa gran mayoría) no logre absolutamente nada y quienes sí se beneficiarán son aquellos dirigentes que hacen uso y abuso de sus necesidades.

El jefe de la CGTP, Mario Huamán, quiere ser congresista y, por eso, está empeñado en que el régimen Toledista caiga. Otro demagogo más que busca una curul para servirse de las necesidades de sus propios agremiados. La corrupta cúpula aprista también quiere que Toledo deje el gobierno, no por corrupto y mentiroso, sino por que quiere generar el caos, inestabilidad e inflación para quedarse en igualdad de condiciones y, así, fabricarse una opción para las próximas elecciones. De los sectores dogmáticos y violentistas ya no vale la pena hablar, puesto que ya sufrimos tanto con ellos.

Todos han dicho que el régimen debe reorientar su política de gobierno, pero nadie ha dicho cómo debe hacerlo o, en todo caso, han propuesto medidas sin fundamento científico ni moral. Además, entre sus demandas colocan pedidos que escapan a nuestras posibilidades como por ejemplo que EE.UU. se retire de Iraq, con lo cual ponen al descubierto su intención puramente politiquera, totalmente interesada en sí mismos, en sus propios intereses electorales.

¿Cuál es el modelo económico que propone Huamán? o, para hacerle más fácil la pregunta, ¿como qué país quiere se seamos?. Que dé un ejemplo. ¿Con qué base científica y moral los apristas opinan sobre economía y buen gobierno?. ¿Tienen vigencia aún las posturas dogmáticas que por más de dos décadas han sembrado el caos y la muerte?. Estamos seguros que no sabrán responder estás preguntas.

Pero lo que sí sabemos es que el pueblo, la gente común y corriente que día a día tiene que vérselas con las dificultades de tener que llevarse un pan a su mesa, seguirá sentenciada a vivir en la miseria, a sufrir de la rapiña, el oportunismo y el dogmatismo de quienes dicen luchar por sus intereses. Por ello la población, escéptica, deja que el paro se desenvuelva y observa de soslayo su desarrollo, sin comprometerse más allá de una recatada aceptación.

Los beneficios concretos
Sin embargo, las medidas de protestas son enteramente válidas, pero deben caracterizarse por estar orientadas, en primer lugar, a beneficios concretos y, luego, exigir que se lleve adelante proyectos como la llamada Asamblea Constituyente, por que en lo inmediato, no sirve más que para el beneficio de algunos privilegiados, es decir, la utilidad de una Asamblea Constituyente, es sólo para promover el candidatismo y la proliferación de parásitos con estatus de congresistas.

La población quiere mejores sueldos, salud, educación, alimentación, oportunidades, etc, y de manera inmediata. En este sentido, se debe exigir la suspensión de las exoneraciones de beneficios tributarios a las grandes empresas, la efectivización de las regalías mineras y que lo recaudado sirva para mejorar los sueldos de maestros, policías, otros trabajadores y que no terminen en los bolsillos o estómagos de los “altísimos profesionales” funcionarios y burócratas.

También la implementación de medidas tributarias orientadas a aumentar los beneficios a la población con la llegada del gas de Camisea, la reformulación del contrato de empresas como telefónica y otras, con el fin de que den mejores servicios a la población en general, mejor trato y renumeraciones a sus trabajadores.

Por otro lado, el gobierno no sólo debe acoger las denuncias por corrupción, sino permitir que se llegue a las últimas consecuencias en las investigaciones, así como promover, la transparencia en la administración del estado y la adopción de medidas de urgencia para una mejor aplicación de la justicia.

Pero nada de esto figura en el pliego de los los promotores del paro. Se observa más bien una dirigencia con gran desgaste moral y desfasada intelectualmente, cuya interesada labor está plenamente identificada: utilizan las necesidades reales de la población que requieren de soluciones inmediatas y plantean medidas demagógicas que sólo beneficiarán a algunos pocos. ¿A quienes beneficiará, de manera inmediata, la llamada Asamblea Constituyente?. ¿a la gente que sufre hambre y pésima educación?.

El hambre es para solucionarse ahora y no dentro de dos o tres años, luego de que se elabore una nueva carta magna. La educación necesita cambios urgentes, la gente quiere trabajo ahora. Por todo ello, el paro tiene más a pérdida de oportunidades, a discursos demagógicos y menos a alimentación, salud, educación y trabajo.

A los restos de Jorge Basadre y José María Arguedas

A los restos de Jorge Basadre y José María Arguedas

Estupefacto observo a la multitud que movida por políticos, cuyo único mérito es su ignorancia y su afán de lucro, tratan de esconder su incapacidad elevando a la categoría de dioses a quienes fueran intelectuales laboriosos, honestos y que, con su atrevimiento y esfuerzo, marcaron el punto del cual (o desde el cual) debía partir el rumbo del Perú.
Jorge Basadre y José María Arguedas están, en estos días, siendo insultados más que nunca; ya que lo que menos se propusieron fue que se les rinda pleitesía con frases desgastadas de demagogos sin patria ni identidad.
Los indios y cholos, como en los tiempos de Arguedas, aún maltratados, explotados y entregados a los mejores postores, que desde los Mac Donals, Metro, Saga, Wong, Ripley o con el discurso del ideólogo trasnochado y dogmático, roban su fuerza de trabajo o se adueñan de su amargura para convertirla en ira o en acciones violentas. Todo esto está lejos, muy lejos de la bondad y ternura con la cual José María presentó al mundo a nuestra raza andina.
La tierra vendida, la patria olvidada, el Perú postergado y sin posibilidades por la ruina de la corrupción materializada en aprismos, fujimorismos, maoísmos y, ahora, toledismos que, como gavillas, se reparten el pan de muchos, la alegría de algunos y el futuro de todos: Jorge Basadre estaría asqueado, avergonzado de verlos y, seguro, horrorizado de aquellas matanzas: de penales, taratas, embajadas, etc.
Como si todas las cosas ya estuvieran dichas sobre la patria y el mundo indígena peruano o, quizás, como si se nos hubiese agotado la inteligencia para pensar, desarrollar aquellos pensamiento o llevar a la práctica sus ideas, nos obligan a que nos paremos al lado de sus restos y recitemos elogios vacíos, sosos discursos y arrancarnos aplausos sin sentido ni razón.
¿Los que disertan y hablan tanto de él, tienen algún interés en que la gente común y las nuevas generaciones sepan lo que escribieron y en qué trabajaron?. Por ello los exhorto a que los dejen tranquilos y no los molesten más, pues nuestro mejor homenaje es que trabajemos tanto como ellos en revalorar a nuestra raza y devolver al Perú su posibilidad.
Endiosarlos significa que somos incapaces de emularlos (o superarlos) o que somos completamente estúpidos.

FUTBOL AQUÍ Y AHORA

No pecamos de fanatismo al afirmar que el fútbol es como la vida para los que saben vivir. Sólo se vive — y se juega— una vez y, en ese sentido, cada instante es el último, único e irrepetible; por lo que cada minuto que transcurre merece ser vivido plena e, incluso, apasionadamente. No hay vidas ni partidos iguales, cada uno es diferente en todos sus aspectos. Cada espacio de tiempo tiene sus propias exigencias, riesgos, satisfacciones y, según la actitud con que se enfrente cada instante, surgirán deseos de olvidar, alegrarse o rememorar con gran satisfacción un hecho pasado.

Se juega al fútbol en un espacio y este es ALLÁ para el aficionado y AQUÍ para el jugador. El observador se desgarra en su dependencia ya que ALLA estará su alegría o su dolor. Se encuentra atado a un lugar donde no está presente de forma que su vida, sus emociones penden del hilo de las decisiones de otro. Pobre de él si entregó la llave de sus emociones a alguien flojo, débil de espíritu, sin convicción ni poder de realización.

Para el que juega es el AQUÍ. Es aquí donde dará la oportunidad de reír o llorar, de gritar, sentir, vivir con intensidad; en el AQUÍ hará posible o imposible un logro, un fracaso; donde decidirá qué actitud tomar frente a la adversidad; si retrocede, detiene o avanza con valor y decisión a la consecución de un fin. El jugador tiene la libertad para hacer de la confianza depositada en él una carga pesada o una fuente de energía que lo impulse hacía la cima de su realización personal y profesional y, así, provocar el jubilo o la condena general.

Todo transcurre en un tiempo, en donde el ayer puede ser hermoso y el futuro se labra en el fragor del encuentro. El pasado puede ser hermoso o no, pero es importante, por que siempre deja algo que aprender. El futuro puede ser prometedor en la medida en que tus convicciones sean claras. Sin embargo, ambos casos, pasado y futuro, no existen, uno está muerto y el otro no nace aún. El fútbol no cree en el ayer ni sabe nada del mañana; desconoce el allá o el acullá.

Pero transcurre en un tiempo y este es, indefectiblemente, el presente. Así el fútbol se juega, se vive sólo en el instante presente. Es en el AHORA donde se lucha, se logra, se fracasa, se viven las emociones y se toman decisiones auténticas. En este instante, en el AHORA, la experiencia es importante pero lo determinante es la pasión, la convicción con que el jugador se entrega a vivir cada instante, cada segundo en el que está presente.

En el AHORA decide si retrocede, detiene o avanza; si se atemoriza, se vuelve indiferente o asume como un desafío la habilidad y sapiencia del rival. En el presente se huye, amodorra o esfuerza para no dejarse burlar, superar ni humillar por el equipo que se dice mejor. Pero, sabemos, que en el fútbol ningún resultado está predicho ni se tiene como definitivo, justamente por que cada instante es crucial en su posibilidad de ser para uno u otro; según se manifieste en él arrojo, convicción, pasión, y otros valores que pueden hacer de un hombre digno de honra o desprecio.