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Psicosociales

Hildebrandt y la ilusión de la neutralidad

Señor César Hildebrandt, confieso que soy uno de los asiduos seguidores de su programa. Me impresiona su agudeza e inteligencia, sin embargo, me molesta ese carácter (muy peruano) indulgente y perdonador, que muestra en algunas de sus entrevistas. Ello crea confusión, pues no nos deja ver con claridad para quien trabaja realmente; y, por otro lado, le muestra como tonto, como la gran mayoría de nuestros connacionales.
Probablemente usted diga que no trabaja para nadie, sin embargo, esa postura, si bien nos crea la saludable (psicológicamente) ilusión de ser independientes, en los hechos nos hace ser realmente tontos. Pues, querramos o no, de todas maneras, somos útiles a alguien; sólo que casi siempre es preferible, y también saludable tal vez, no tener conciencia de ello.
Proyectar un reportaje fundamentado en base a hechos, contundente y comprometedor para el señor Camet (ex ministro fujimorista) y luego invitar a su hija a declarar, es verdaderamente un hecho de tontos.
¿Qué esperó escuchar de la hija del comprometido Camet?. ¿Que su papá es culpable?. Por supuesto que su papi es INOCENTE para ella y para todos sus hermanos y familiares. Lo supo desde mucho antes, pero de todas maneras lo invitó a declarar y a expresar lo que pensaba de las acusaciones.
¿Y por qué lo hizo?. ¿Por tonto? No. Por comodín y calculador, tampoco. No creo que usted esté esperando que algún día pueda necesitar de él (aunque no todo esta dicho en la vida, no creo que esperes pedirle un trabajito algún día). ¿Por pretender ser neutro?. No creo. Pretender ser neutro es ser completamente tonto (y hasta estúpido), ya que en aras de esa neutralidad te olvidas de ver a quién realmente sirve tu trabajo. El periodismo y el trabajo del periodista no será neutro nunca, sobre todo en medio de personas que tienen muchos intereses. Si insistes en ser neutro sólo lograrás ser un TONTO ÚTIL.
Entonces, ¿porqué?. Al parecer, por que ese yo emocional tan activo y efervescente necesita sentirse seguro de que no es cruel y malvado. Eso es natural y bueno en algunas cosas, pero no cuando se trata de mostrar culpas ajenas, pues logran confundirnos. Ya que nos hace creer inconscientemente que estamos condenando a la gente. La razón sabe que los hechos condenan a alguien y no las opiniones de los demás.
Finalmente, Camet (como los Schutz, Delgado Parker, Fujimori) se avizora culpable no porque Hildebrandt lo diga, sino por que los hechos lo demuestran. Así es que tomemos partido por los intereses nacionales y trabajemos concientemente por ellos. No hay que dar tribuna a los que han destruido la moral de más de una generación y han contribuido al deplorable espectáculo de la inmundicia política. (Setiembre de 2003).

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