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Psicosociales

FUTBOL AQUÍ Y AHORA

No pecamos de fanatismo al afirmar que el fútbol es como la vida para los que saben vivir. Sólo se vive — y se juega— una vez y, en ese sentido, cada instante es el último, único e irrepetible; por lo que cada minuto que transcurre merece ser vivido plena e, incluso, apasionadamente. No hay vidas ni partidos iguales, cada uno es diferente en todos sus aspectos. Cada espacio de tiempo tiene sus propias exigencias, riesgos, satisfacciones y, según la actitud con que se enfrente cada instante, surgirán deseos de olvidar, alegrarse o rememorar con gran satisfacción un hecho pasado.

Se juega al fútbol en un espacio y este es ALLÁ para el aficionado y AQUÍ para el jugador. El observador se desgarra en su dependencia ya que ALLA estará su alegría o su dolor. Se encuentra atado a un lugar donde no está presente de forma que su vida, sus emociones penden del hilo de las decisiones de otro. Pobre de él si entregó la llave de sus emociones a alguien flojo, débil de espíritu, sin convicción ni poder de realización.

Para el que juega es el AQUÍ. Es aquí donde dará la oportunidad de reír o llorar, de gritar, sentir, vivir con intensidad; en el AQUÍ hará posible o imposible un logro, un fracaso; donde decidirá qué actitud tomar frente a la adversidad; si retrocede, detiene o avanza con valor y decisión a la consecución de un fin. El jugador tiene la libertad para hacer de la confianza depositada en él una carga pesada o una fuente de energía que lo impulse hacía la cima de su realización personal y profesional y, así, provocar el jubilo o la condena general.

Todo transcurre en un tiempo, en donde el ayer puede ser hermoso y el futuro se labra en el fragor del encuentro. El pasado puede ser hermoso o no, pero es importante, por que siempre deja algo que aprender. El futuro puede ser prometedor en la medida en que tus convicciones sean claras. Sin embargo, ambos casos, pasado y futuro, no existen, uno está muerto y el otro no nace aún. El fútbol no cree en el ayer ni sabe nada del mañana; desconoce el allá o el acullá.

Pero transcurre en un tiempo y este es, indefectiblemente, el presente. Así el fútbol se juega, se vive sólo en el instante presente. Es en el AHORA donde se lucha, se logra, se fracasa, se viven las emociones y se toman decisiones auténticas. En este instante, en el AHORA, la experiencia es importante pero lo determinante es la pasión, la convicción con que el jugador se entrega a vivir cada instante, cada segundo en el que está presente.

En el AHORA decide si retrocede, detiene o avanza; si se atemoriza, se vuelve indiferente o asume como un desafío la habilidad y sapiencia del rival. En el presente se huye, amodorra o esfuerza para no dejarse burlar, superar ni humillar por el equipo que se dice mejor. Pero, sabemos, que en el fútbol ningún resultado está predicho ni se tiene como definitivo, justamente por que cada instante es crucial en su posibilidad de ser para uno u otro; según se manifieste en él arrojo, convicción, pasión, y otros valores que pueden hacer de un hombre digno de honra o desprecio.

1 comentario

Elhí Almonacid Obregón -

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